¿Cómo vino a mí la escritura? Como plumón de pájaro contra mi ventana, en invierno. Al punto se levantó en el hogar una batalla de ascuas que todavía hoy no ha concluido.
Todo en nosotros no debería ser sino fiesta jubilosa cuando algo que no hemos previsto, que no iluminamos, que va a hablar a nuestro corazón, por sus propios medios se cumple.
Sigamos lanzando nuestras sondas, hablando con voz igual, agrupando las palabras; acabaremos por hacer callar a todos esos perros, por lograr que se confundan con el herbazal, vigilándonos con ojo borroso mientras el viento borra su espalda.
En el poema, cada palabra o casi cada palabra ha de ser empleada en su sentido original. Algunas, desligándose, se vuelven plurivalentes. Las hay amnésicas. La constelación del Solitario está tendida.
La poesía me robará mi muerte.
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