Salgo a la calle
y adopto el desparpajo
de quien va a la feria
con su lista de quehaceres.
Apenas unos pocos jazmines
y un puñado de cerezas frescas.
Creo haberlos engañado
copiando sus gestos,
intercambiando señas y miradas
que maravillosos me corresponden.
Digo jazmín y aparecen flores blancas.
Digo cerezas y me dan el fruto rojo.
Sólo queda esperar la mañana
y ver si el ritual se repite,
como hoy,
inexplicablemente.
2.5.09
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario