A la mañana temprano, Luis y Sebastián apuraban un desayuno tardío en una de las viejas confiterías de los aún más viejos hoteles de turismo social de Embalse. Recién se levantaban. Y frente a un enorme tazón de café con leche discutían con pasión de Evo Morales, de sus chances, de la Mesa de Enlace o de cómo es pasar de una organización social a la inserción en un partido político. El escenario de fondo era la segunda jornada de un encuentro de más de dos mil jóvenes, convocado por la CTA en Córdoba, y del que participan unas cuatrocientas organizaciones territoriales, sociales y políticas de los espacios de centroizquierda. Divididos en once comisiones, los jóvenes discutieron a lo largo del día sobre las prioridades que deben darse para construir esos mismos espacios comunes que a los adultos parecen hacerlos estallar en el aire. Desde ahí intentan construir un movimiento de masas, la rama joven de la Constituyente Social.
“Cuando te enganchas en una ONG o en un espacio social, al poco tiempo te das cuenta de que eso no te alcanza para trasformar algo”, decía Luis. “Y te das cuenta de que necesitás un partido político.” Los jóvenes de entre 15 y 30 años discutieron fogosamente como adultos, dispuestos a trazar todo un programa político. El gran tema que iba copándolo todo era el de los nuevos líderes latinoamericanos. Ese perfil de Evo Morales que aparece como una especie de estrella de la política revolucionaria, Hugo Chávez, Lula, Correa y Lugo. En las asambleas, una situación empezó a atravesar todos los debates: los golpes de Estado. En especial, el golpe contra el gobierno de Honduras, porque para esta generación se trata de una de las pocas veces que asisten a uno en tiempo presente. Las siete bases militares norteamericanas en Colombia, el arrinconamiento de los pueblos originarios en el Amazonas peruano y la tragedia de Evo si en el sur de Bolivia avanzan los movimientos de derecha también calaron en la agenda.
Una radio comunitaria le preguntó a Víctor De Gennaro por los jóvenes. El Tano habló antes de cerrar el encuentro sobre el escenario: “Son los jóvenes el motor de las marchas colectivas, el 70 por ciento de las marchas de derechos humanos están integradas por jóvenes. La vitalidad es impresionante y a eso había que abrirle un cauce para que ese río de experiencias pueda trasformarse en la construcción orgánica y voluntaria de la Constituyente Social”.
Fuente: http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-130121-2009-08-17.html
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