8.6.09

Álvaro Yunque

DESIGUALDAD, DOLOR...
Palacios de pomposa arquitectura
y miliunochescas avenidas;
y también pestilentes conventillos
y arrabales hediondos de inmundicia.

Hombres que viven recogiendo bosta
y hombres que como a ídolos se vivan;
mujeres, niños que el trabajo agota
y otros que sólo de ocio se marchitan.

Junto a los hijos hartos
del rollizo rentista,
pasa la flaca prole del obrero
camino de la fábrica asesina.

Y junto a la "señora" - o la ramera -
que de joyas rutila,
va la madre flacucha que trabaja
para alhajar la vanidad ahíta.

¡Siempre desigualdad!: Esta es el hada
que rige nuestros ciudadanos días;
pero ¡siempre dolor!: Este es el genio
presente de continuo en nuestra vida.

Dolor, desigualdad: Amos de todos,
hijo cruel de madre prostituida,
con hambre y llanto hartáis vuestros señores,
pan de placer que el mísero fabrica.

Hombres, hombres hermanos:
vida es dolor, nos dice el pesimista.
Nuestra vida es dolor, hermanos hombres:
¡Pero no debe ser dolor la vida!


ARBOLES FLORIDOS
Cual si aguardaran nuestro paso, de pie,
junto a la verja se yerguen los florecidos árboles.
En las axilas de sus ramas,
se esconden nidos: frutos musicales;
y se estiran sus ramas plenas de flores rojas
tal como brazos que nos las brindasen.

¡Qué extraños parecéis brindando vuestras flores,
aquí en la urbe, donde todo es de alguien!
Tenéis de artista eso de darnos todo
Cual la naturaleza os lo enseñare;
pero en la urbe sois un mal ejemplo:
¡Violáis el principio de propiedad, oh, árboles!

DORMITORIO
Es cruel ese bello dormitorio
que se exhibe detrás de la vidriera
de la lujosa mueblería:
Está allí cual burlándose
de esas parejas de los novios pobres
que, pasando, se quedan como en éxtasis,
frente al cristal de la vidriera, mudos.
¡Ellos, los pobres, los que no se casan,
porque no tienen los ahorros
con que comprar la cama y el ropero!

De Versos de la calle (1924)

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