28.2.09

Mirta Rosenberg

Yo soy en esta lluvia la gota de más
suciamente reflejada en la humedad del pavimento.
Yo digo yo soy al caer de los árboles demorada
cuando el sol ya salió.

(Debo salirme de mí
porque de mí fui separada.)

Yo digo yo soy y alzo así un muro
de gotas o de lágrimas donde yo soy
la última, la que más tarde,
la que más cayó.

Yo soy yo digo
un paso más en la vereda,
el remolino de la boca de tormenta
en la tormenta.

(De mí lo mínimo, el solcito
que se ocultó, el piecito aferrado al pedal
del auto chocador.)

¿Viste esas nubes? ¿Las viste
o viste la sensación del aire,
la que el aire te dio? ¿Sentiste ahora
como yo? Yo soy yo digo
un acelerador del corazón,

un trovador automático que avanza
cada vez que empieza a caer la lluvia
y el tiempo se aproxima
(sobre el macadán lloroso
forman bañados
las primeras gotas)
donde hará falta consuelo.

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