1.7.09

Roberto Sosa

LA CASA DE LA JUSTICIA
Entré
en la Casa de la Justicia
de mi país
y comprobé
que es un templo
de encantadores de serpientes.

Dentro
se está
como en espera
de alguien
que no existe.

Temibles
Abogados
perfeccionan el día y su azul dentellada.

Jueces sombríos
hablan de pureza
con palabras
que han adquirido
el brillo
de un arma blanca. Las víctimas -en contenido espacio-
miden el terror de un solo golpe.

Y todo
se consuma
bajo esa sensación de ternura que produce el dinero.


LA CIUDAD DE LOS NIÑOS MENDIGOS
¿De dónde vienen estos niños mendigos
y qué fuerzas multiplican sus harapos?
¿Qué humano no ha sentido
en el sitio del corazón
esos dedos
picoteados
por degradantes pájaros de cobre?
¿Quién no se ha detenido
a mirarles los huesos
y no escuchó sus voces de humilladas campanas?
Que no haya niños mendigos disminuidos en las puertas,
golpeados
por la bruma de los cementerios,
muro blanco de las ciudades.
Que haya niños que posean juguetes,
pan
y luceros debajo de sus zapatos.
Que en el patio de la escuela
capturen alegremente
los insectos en el césped.
Que habiten en sus mundos
entre sus propios seres y sus cosas.

"Yo nací en un pueblo de Honduras que se llama Yoro. Ha trascendido que allí llueven peces, y eso ha cobrado un carácter de universalidad. Esta circunstancia ha servido para literaturizar un poco el fenómeno. Para el caso, le conté una vez a Eduardo Galeano este hecho y él hizo un breve cuento sobre esto. Creo que el argumento del cuento se trata de un exiliado político que por alguna razón llega ahí y se asombra de ver a varias personas cargando con canastas llenas de peces. Pero sólo viví en ese pueblo hasta la edad de unos tres años; después salí de él y anduve por varios países y retorné a mi lugar de origen a los once años —después de conocer muchas ciudades de Honduras y de la República de El Salvador—. Mi padre era salvadoreño. Y debido a su profesión —era músico de banda— andaba para todo sitio. Me acostumbré un poco a sentir cierta nostalgia por un viaje próximo, por una circunstancia de llegada, de descubrimiento de algo nuevo, y por ahí pues que adquirí una psicología de viajero: me gusta viajar. Más tarde, leí que viajar es reformarse, y reformarse —según José Enrique Rodó— es vivir. De ahí, pues, repito, he sentido cierta inclinación por el cambio de ciudades, pero en los últimos años me he radicado aquí en Tegucigalpa. Estamos en mi casa, la he levantado con esfuerzo propio y estoy orgulloso de que sea así. Este es mi centro de trabajo, tengo un espacio de trabajo que es lo que yo creo que es una casa, un sitio de trabajo y también de descanso, porque después del trabajo, descanso. Es una íntima relación, casi musical.
El trabajo de la poesía ha sido mi centro vital. Y claro, no sólo de poesía vive el hombre. He tenido que trabajar para poder sobrevivir decentemente en un país estructurado de una manera compleja, como es Honduras. He hecho diversidades de trabajo, desde vender pan cuando era un muchacho hasta hacer trabajos ajenos a mi vocación poética. Sin embargo, siempre me ha sostenido la idea de poder escribir lo vivido, lo que he vivido. Desde luego eso ha estado complementado con lecturas (...) mi formación básica es la de un autodidacto, me he hecho yo mismo. Esto me ha ayudado a ir complementando los estudios sobre la vida, que, según pienso, no terminan nunca: uno siempre está aprendiendo todos los días. Todos los días se aprende de las personas, de las imágenes, de los niños, de los animales (...) el instinto es un elemento absolutamente válido para poder entender mejor las relaciones con la realidad artistificada con lo que tienes enfrente, que puede ser un poeta, un policía, un bandido, un banquero o una niña que pesca en la orilla de la mar, un envidioso color verde botella.
Lo más importante de la vida es vivir, seguir viviendo. En este país no se vive sino que se sobrevive. Entonces, para mí sobrevivir en este país es bastante. Para nosotros, los que escribimos aquí, escribir ha sido precisamente sobrevivir. Claro, también dentro de esa supervivencia hay una esperanza."

Fuentes:
http://litart.mforos.com/1194902/6977978-roberto-sosa/
http://festivalinternacionaldepoesiaenpuertorico.com/robertososa.html

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